sábado, 1 de diciembre de 2012

Blackout al descubierto (parte I)

HOLA Amigos!!!!

Si, si, si, ya estamos en Australia!!!!! Luego de casi de 2 años en esto, por fin llegamos a tierras australianas y debo admitir que está al nivel de nuestras expectativas, aunque la cosa no es tan fácil como la pintan. Les echaré el cuento poco a poco, ya que la busqueda de trabajo y el día a día nos absorben mucho. Les cuento que no nos defraudó y de verdad que es un país extraordinario, desde muchos puntos de vista. Pero llegar aquí fue difícil, incluso en las últimas horas, todo fue tortuoso, un ir y venir haciendo de todo para evitar dejar cabos sueltos. Pero esto de cambiarse de país no es fácil. No lo fue cuando llegué a México y mucho menos saliendo de allí. Así que les cuento que pasó en estas últimas horas. Haré unos cuantos para dar el mayor detalle posible.

Garage sales y el pestón.

Como en las últimas semanas en México, estuvimos pendiente de vender las cosas que aun faltaban. Ya sólo quedaba la cama y entregar algunas cosas que nos compraron. Cuando más cosas teníamos que hacer a Val la atacó una gripe de las fuertes. Comenzó desde el Jueves antes del viaje y con tanto estrés y polvo no había teraflu ni remedio casero que pudieran con ella. Lo cierto es que me quedó la labor titánica de hacer más cosas mientras Val se recuperaba un poco. Para colmo de males, por alguna razón en México, cuando van a buscar los peroles llaman nada mas y nada menos que al pobre padre, con más de 60 años encima, para bajar 5 pisos por las escaleras la cama, el comedor e incluso la nevera. Tuve que ayudar en las 3 ocasiones, ya que lo que menos quería era un incidente que pusiera en peligro el viaje.
El último sábado se llevaron la cama y el juego de cuarto. En ese momento Val notó que teníamos muchas cosas, más de las que podíamos llevar. Fue en este momento que tomamos una de las decisiones más dolorosas que nos ha tocado y empezamos a regalar las cosas. Adios juego de cuchillos, bolso de computadora, molcajete y mas, mucho más. Es verdad que podemos vivir sin esas cosas, pero aun duele un poco tener que regalar cosas útiles y funcionales. Es el precio a pagar que nos tocó asumir, ya que sin muchos conocidos en México, solo nos quedó esta opción y nos toca vivir con ella.
Los últimos cabos sueltos

Luego de que se fueran nuestros últimos compradores, con un botín mayor al que esperaban, me fui a cancelar los servicios aun activos. Comencé por cablevision, entregando en sus oficinas las equipos y cancelando la fracción de la facturación. Luego, el que no quería hacer, por lo que implicaba; era hora de cancelar Telcel.

Llevaba una paca de efectivo, listo para dar punto final al contrato. El monto total fue de en poco más de 14000 pesos ($1000 USD). Aun lo pienso y me crugen los dientes de la arrechera. Sin duda un abuso, ya que es más que una multa, mucho más, pero estaba preparado. Luego de una larga cola en una oficina en medio de una remodelación, la ejecutivo de atención al cliente me dio el monto, con una media sonrisa irónica, quizás esperano que al verlo saltara y me arrepintiera, pero no lo dudé, le dije "ok ¿dónde pago?" Con media sorpresa, me manda a la caja con un papelito con el monto total. La chama de la caja ve el monto y se sorprende. Revisa el sistema y me dice "Sr. Usted no debe nada según el sistema" y yo le digo que estoy cancelando y me dice "no entiendo" y yo le contesto "yo tampoco". Saco mi paca de efectivo, empiezo a contar y la muchacha aun no entendía. Le pregunté si esto no ocurría mucho y por su puesto que me dijo que "no". Verificación del monto, aquí tiene su recibo y su cambio. Listo, ya estaba consumida la desgracia, de tener que dar mas de mil $ por par de perolitos, que aun no desbloqueo. En fin, sólo odiaré de Mexico a Telcel, porque no sólo es una operadora abusiva, sino que su servicio es malo. Por último me dan un par de SIMS prepago de las mismas líneas, para que las siga usando. Ni de vaina hermano, a otro con ese cuento.


Lo último que quedaba era buscar unas cosas a la tintorería que dejamos lavando para que llegaran limpias a Australia, incluyendo un vestido de noche de Val y un edredon. Sorpresa mayúscula al ver que la tintorería no estaba abierta el Sábado. Ya no podíamos mirar para atrás así que a llorar pal valle. 

El armado de las maletas

Ya solo quedaba las maletas y pensé que sería algo fácil de hacer e incluso tendría tiempo para dormir un poco, pero lo cierto es que no solo se trataba de meter los peroles, sino de balancear el peso de las maletas. Para eso compramos un pequeño peso para equipaje que no era muy preciso, por lo que tenía que pesar hasta 3 veces cada una y de allí sacábamos una media, siempre y cuando los valores no fueran muy distintos.
Entre armar una y otra vez las maletas no dabamos pie con bola. De pronto notamos que aun teníamos muchas cosas de lo que aspirábamos. No podíamos avanzar, Val aun estaba mal y yo ya me estaba cansando. Realmente me deprimí a las 6 de la tarde, cuando veo que empieza a oscurecer y noto que no hemos avazado nada. Para muestra una foto.


Decidimos que intentaríamos llevar unas cuantas maletas con sobrepeso. Hasta 32Kg podíamos llevar. Optamos sólo aplicarlo a 4 maletas y ver como nos iba. Aun así no teníamos suficiente espacio. Había que dejar mas cosas incluso un poco de comida que queríamos llevarnos. Val lloró por una mermelada de Guayaba, que no comía desde que vino a México hace más de un año. Aun así, nos tocó comprar un maleta más para poder llevar las cosas que creemos necesitamos durante los primeros meses en tierras tan lejanas.

A la final terminamos de empacar a las 02:00 de la madrugada y con solo una hora para medio limpiar el departamentoantes antes de irnos. El taxi llegó puntual a las 03:00. Estuvimos unos 15 minutos bajando las maletas y listos para emprender el viaje de nuestras vidas. El balance final de equipaje fue de 8 Maletas grandes, una mediana, 2 pequeñas y dos bolsos. 4 Maletas con casi 32 kilos y las 7 restantes con 22.5Kg de promedio, la espalda deustruida pero con la satisfacción de haber terminado. Nada mal ¿verdad?