Debo confesar que
si bien es cierto que estamos un poco ansiosos por que el proceso de la visa
culmine de una vez por todas, estamos disfrutando al máximo la experiencia de
vivir en México ¿Y por qué no quedarse aquí? Es simple, seguimos con los mismos
problemas de todos nuestros países en Latinoamérica (Pobreza, delincuencia,
corrupción, malas políticas públicas, etc.) Sin embargo, no podemos dejar pasar
la oportunidad de disfrutar lo bueno que ofrece este país y así lo hemos estado
haciendo. Por su puesto que al vivir la experiencia esta vien con el combo completo,
ya que no solo nos encontramos lo bueno, sino que también lo malo y lo feo
Lo bueno.
Sin
duda una de las mejores cosas que uno puede conseguir en México, es la gran
variedad de actividad para el esparcimiento y el crecimiento personal. Un sin fin de teatros, museos, centros arqueológicos. El parque de Chapultepec,
Six Flags, zonas turísticas de playa y una oferta de ecoturismo, compone un
arsenal extenso, que permite satisfacer todos los gustos a la hora de buscar un
poco de diversión. Adicionalmente, la gastronomía mexicana es interesante,
aunque ofrece varios retos.
Hasta
ahora, Val y yo hemos podido disfrutar de algunas cosas, pero tenemos muchas
pendientes antes de que nos toque partir. Eso si, con moderación. Aun debemos
ahorrar mucho para que, una vez culminemos el proceso, podamos planificar la
mejor forma de hacer la transición.
Lo malo.
Sin
duda, migrar a un país es el equivalente a quitarse las gríngolas que nos
colocan cuando venimos de turista. Podemos apreciar una visión más amplia del
panorama y podemos empezar a sufrir, con lo que los locales sufren. Es una
regla, que el turista sólo vea lo bonito y el resto es para los locales.
Mexico
no escapa a esta regla. Si bien es verdad que sabíamos de antemano algunos de
los males que padecen en estas tierras (pobreza, contaminación, tráfico, etc.),
hay uno en particular que se vuelve desesperante, sobre todo en el día a día de
peatón que llevamos Val y Yo. Es un mal que remonta a la época de los Aztecas y
Mayas; y cuyo legado es la representación de una forma de hacer las cosas que
aun prevalece. Hablo de las escaleras.
Por
increíble que parezca, este país debería conocerse como el país de las
escaleras. Todo está diseñado para que un pobre peatón, tenga que subir y bajar
constantemente una gran cantidad de escalones sin ningún tipo de piedad.
Comenzando por el metro, que emplea un diseño de ingeniería civil cuyo único
propósito es distribuir a la gente de “forma organizada” a través de un sin fin
de combinaciones de escaleras. Hay algunas mecánicas, pero muchas veces no
funcionan. Así que si sufres de una lesión que limite tu movilidad, esta ciudad
no es para ti. Las pasarelas peatonales son otro ejemplo, debes subir, bajar,
volver a subir y a bajar, sólo para poder hacer un simple cruce. En fin, cosas
que seguramente no notaríamos de tener carro, pero con la meta de llegar tan
lejos, no queda otra que seguir sufriendo.
Lo feo.
Dice la leyenda,
que al llegar los españoles por estas tierras, estaban en la búsqueda de oro.
En su afán y codicia de obtenerlo, llegaron a cometer grandes bajezas con los
pueblos nativos. Una de las historias más famosas corresponde al último
tlatoani, rey azteca, conocido como Cuauhtémoc. Al ser capturado fue sometido a
un sin fin de torturas, para que revelase la ubicación del tesoro real, que los
españoles creían que tenían. Llegaron incluso a quemarle las manos y los pies
para que confesara. Finalmente fue ejecutado en la horca.
Desde entonces se dice que cada vez que un extranjero
viene por estas tierras y prueba los alimentos más típicos de los mexicanos,
estos pueden sufrir "La Venganza de Cuauhtémoc”. Les confieso que ya he
sido víctima de esta venganza unas 5 veces desde que estoy aca y no es nada
agradable...
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