martes, 17 de abril de 2012

Lo bueno, lo malo y lo feo

Debo confesar que si bien es cierto que estamos un poco ansiosos por que el proceso de la visa culmine de una vez por todas, estamos disfrutando al máximo la experiencia de vivir en México ¿Y por qué no quedarse aquí? Es simple, seguimos con los mismos problemas de todos nuestros países en Latinoamérica (Pobreza, delincuencia, corrupción, malas políticas públicas, etc.) Sin embargo, no podemos dejar pasar la oportunidad de disfrutar lo bueno que ofrece este país y así lo hemos estado haciendo. Por su puesto que al vivir la experiencia esta vien con el combo completo, ya que no solo nos encontramos lo bueno, sino que también lo malo y lo feo


Lo bueno.


Sin duda una de las mejores cosas que uno puede conseguir en México, es la gran variedad de actividad para el esparcimiento y el crecimiento personal. Un sin fin de teatros, museos, centros arqueológicos. El parque de Chapultepec, Six Flags, zonas turísticas de playa y una oferta de ecoturismo, compone un arsenal extenso, que permite satisfacer todos los gustos a la hora de buscar un poco de diversión. Adicionalmente, la gastronomía mexicana es interesante, aunque ofrece varios retos.


Hasta ahora, Val y yo hemos podido disfrutar de algunas cosas, pero tenemos muchas pendientes antes de que nos toque partir. Eso si, con moderación. Aun debemos ahorrar mucho para que, una vez culminemos el proceso, podamos planificar la mejor forma de hacer la transición.

Lo malo.


Sin duda, migrar a un país es el equivalente a quitarse las gríngolas que nos colocan cuando venimos de turista. Podemos apreciar una visión más amplia del panorama y podemos empezar a sufrir, con lo que los locales sufren. Es una regla, que el turista sólo vea lo bonito y el resto es para los locales.


Mexico no escapa a esta regla. Si bien es verdad que sabíamos de antemano algunos de los males que padecen en estas tierras (pobreza, contaminación, tráfico, etc.), hay uno en particular que se vuelve desesperante, sobre todo en el día a día de peatón que llevamos Val y Yo. Es un mal que remonta a la época de los Aztecas y Mayas; y cuyo legado es la representación de una forma de hacer las cosas que aun prevalece. Hablo de las escaleras.


Por increíble que parezca, este país debería conocerse como el país de las escaleras. Todo está diseñado para que un pobre peatón, tenga que subir y bajar constantemente una gran cantidad de escalones sin ningún tipo de piedad. Comenzando por el metro, que emplea un diseño de ingeniería civil cuyo único propósito es distribuir a la gente de “forma organizada” a través de un sin fin de combinaciones de escaleras. Hay algunas mecánicas, pero muchas veces no funcionan. Así que si sufres de una lesión que limite tu movilidad, esta ciudad no es para ti. Las pasarelas peatonales son otro ejemplo, debes subir, bajar, volver a subir y a bajar, sólo para poder hacer un simple cruce. En fin, cosas que seguramente no notaríamos de tener carro, pero con la meta de llegar tan lejos, no queda otra que seguir sufriendo.

Lo feo.


Dice la leyenda, que al llegar los españoles por estas tierras, estaban en la búsqueda de oro. En su afán y codicia de obtenerlo, llegaron a cometer grandes bajezas con los pueblos nativos. Una de las historias más famosas corresponde al último tlatoani, rey azteca, conocido como Cuauhtémoc. Al ser capturado fue sometido a un sin fin de torturas, para que revelase la ubicación del tesoro real, que los españoles creían que tenían. Llegaron incluso a quemarle las manos y los pies para que confesara. Finalmente fue ejecutado en la horca.


Desde entonces se dice que cada vez que un extranjero viene por estas tierras y prueba los alimentos más típicos de los mexicanos, estos pueden sufrir "La Venganza de Cuauhtémoc”. Les confieso que ya he sido víctima de esta venganza unas 5 veces desde que estoy aca y no es nada agradable...


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