viernes, 27 de enero de 2012

Cosechando las siembras.




Para todos nosotros es conocido el refrán de que uno cosecha lo que siembra. No importa que hagas en la vida, siempre se obtiene un resultada, aunque no se puede saber si será bueno o malo, simplemente es. Este fue mi caso, lo que generó un cambió drástico en nuestro destino de los próximos meses.

Como mencioné con anterioridad, previo a los planes de Australia, estuve en una búsqueda frenética de trabajo por aquí y por allá. Llegué a tener entrevistas en países tan lejanos como Holanda, Catar, Nueva Zelanda e incluso Australia (lástima que no conseguí el sponsor). Todo esa búsqueda me desgastó mucho y ya con el tema de la reválida en pleno desarrollo, me decidí a hacer a un lado este proceso y centrarme en lo de Australia hasta culminar el proceso.

Sin embargo, a finales de Enero, recibí una llamada de un consultor en México, que estaba interesado en promover mi perfil para una gran empresa de telecomunicaciones, que tenía un gran proyecto en curso. Lo interesante del asunto es que no era un contrato, sino un puesto permanente. Así que, al igual que en otras oportunidades, hice mi entrevista y todo bien… Me quedé en la espera de la siguiente llamada para una segunda entrevista con alguien de la empresa. Tardó un poco más de 2 semanas, pero al fin se dio. No puedo decir que fue la mejor entrevista de mi vida, hasta sentí que la entrevistadora me entendía otras cosas o no estaba al cien por cien en la conversación. De la mala espina que me dio el asunto, di el caso como perdido.

Un paso eterno



Pasaron 4 semanas, ya estábamos en marzo, cuando el consultor me volvió a llamar para saber si me habían contactado. Yo le dije que si, pero que no creí que la entrevista estuvo bien, a lo que él me respondió que llamaría para ver que había pasado. Al poco tiempo me volvió a llamar y resulta que la entrevista no fue del todo mal… y aun tenían interés en mi perfil… Grata noticia, sin duda alguna.

Me indicó que tendría otra entrevista más, para el viernes de esa semana. Me preparé con paciencia, buscando dónde escaparme para hacer mi entrevista lo más relajado posible. Luego de ubicado el sitio, me fui para allá a la hora y fecha que fijamos. Esperé, esperé y esperé… nada… No me llamarón. Volví a comunicarme con el consultor y nuevamente me dijo que averiguaría (Hay que admitir que el pana se fajó en este caso). Luego de unas llamadas, me indicó que se presentó un problema,  pero que podríamos hablar el miércoles de la próxima semana.

Hice estudio de varias tecnologías el fin de semana, no quería que me agarraran fuera de base. Llegó el día miércoles, otra vez me ubiqué en la zona que había previsto para hacer la entrevista y al final, nuevamente embarcado. Sip, aunque no lo crean. Esto era peor a que me dijeran que no… Ni si ni no, sinó todo lo contrario.

Volví a hacer mi llamada de rigor… otra vez el mismo cuento “Se les presentó algo y no pudieron llamarte”. Era una tortura. Nuevamente me agendaron una cita para el viernes. No sabía que pensar. No parecía seria la propuesta con tantos desplantes. Pero en fin, como decía un jefe mío “Que puedes perder” Así que acepté como buen samaritano la nueva propuesta.

Por fin llegó el día que tanto esperaba. Luego de más de 2 meses y varios intentos la entrevista se dio. Lo irónico es que lo único que querían era verificar mi inglés… un par de preguntas y mas nada. Le llamarán de recursos humanos con una propuesta económica. Que les puedo decir.

Hablando de dinero...



Quizas esto es lo que más preocupa a la hora de aceptar una oferta en el exterior, en una moneda que uno no maneja ¿Cuánto es mucho y cuánto es poco? La primera oferta que me llegó no parecía tan mala y además tenía algunos beneficios... Asi que hice unas preguntas sobre unos términos que no comprendía y me respondieron con una propuesta mejorada...  Más nada que decir del asunto, dije que si y ya estaba todo listo para irme a Mexico. 

Lo único malo es que esto iba a agregar una dificultad adicional a todo. val y Yo debíamos adelantar la boda, para que se viniera conmigo, además que debía pagar todo el costo de reubicación y luego me seria reembolsado. En resumen, debía reunir papeles para Boda civil, boda de iglesia, migración a Australia y a Mexico, sin contar que debía contar con dinero para todo en un lapso muy corto ¿Quien dijo miedo...? 

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