Debo
confesarles que a medida que se acerca el momento de la verdad, en este largo
proceso de camino a OZ, la decisión de irse se hace complicada. Entra un
pequeño miedo en el cuerpo, donde lo desconocido está cada vez más cerca y lo conocido,
se aleja poco a poco ¿Porqué de esta reflexión ahora? Es muy simple. Desde que
llegamos a México nos hemos limitado en muchas cosas, pensando en que el futuro
no está acá. Y ahora que vemos el avance de DIAC, y que estamos seguros que la
visa llegará este mes, es momento de ver a dónde hemos llegado y a donde
llegaremos.
De a donde
hemos llegado, es la parte que más me pesa, sobre todo en lo profesional. Les
confieso que en el trabajo me ha ido muy bien. Mi jefe actual tiene un gran
aprecio por mi trabajo y actitud. En mi más reciente evaluación, tuve muy
buenos comentarios y hasta dejó entrever que estoy seguro para un entrenamiento
de varias semanas (meses) en España, a fin de manejar una tecnología en
particular. A esto debo sumar un seminario, que se llevará a cabo en Alemania y
que adicionalmente, estoy optando a una certificación, que tiene gran peso en
el mercado laboral internacional. En el lado negativo de todo esto, es que
desde mediados de Febrero me han tocado varios viajes de trabajo que me han dificultado
las cosas.
Verán, el
hecho de estar de transito en este país no nos anima a hacer muchas cosas, que
normalmente uno hace al establecerse. No hemos comprado muchas cosas para la
casa. No hemos comprado carro, ni si quiera nos hemos inscrito para votar (si,
lo sé. No debo tener derecho a palabra cuando se hable de política) y tampoco
hemos socializado mucho. Lo hemos intentado un poco, pero no mucho. En fin, lo
cierto es que esto nos ha complicado todo un poco, ya que desde el segundo
viaje, trato de traerme a Val conmigo a todos lados. No me gusta la idea que se
quede sola en un una ciudad donde no conoce mucha gente. Sin embargo traerla
también tiene un peso económico importante y si los viajes siguen así, llegará
un punto en el que no podremos aguantar, ya que como nos ha repetido tantas
veces los gerentes de la empresa, la sucursal de México crece, porque nos pagan
menos que en otras partes.
Así que
esta situación indudablemente nos lleva a tratar de planificar nuestra partida
lo antes posible. Esto implica que debo dejar de lado mi crecimiento
profesional por un momento y tengo que renunciar a algunas de las cosas que se
avecinan. Quizás la oportunidad de entrenamiento en España, ya que generaría en
mí una carga moral y ética muy grande el asistir para luego renunciar. Adicionalmente,
es posible que tenga que renunciar a la certificación de mi cargo.
Cómo pueden
ver, es una decisión difícil, a la que muchos me dirían “haz tu curso, tu
certificación y listo” Pero no es tan simple. Si me voy 3 meses a España ¿pago
por esos 3 meses alquiler, servicios, etc? Sin contar que mis gastos en Europa
serían mayores, por el costo de vida de allí. ¿Y cómo queda Val? Ella está
haciendo un paréntesis en su desarrollo profesional hasta que lleguemos a
Australia. Y es parte de la complicación añadida de estar en tránsito. Nunca es
fácil tomar este tipo de decisiones.
Pero hago retrospectiva de cuando me fui de
Venezuela. Dejé mi trabajo, en el que llevaba más de 5 años. Dejamos atrás amigos,
familias y casí todo lo que teníamos; y siento que a día de hoy estamos mejor
que antes, con posibilidades de crecer cada día más. Australia es un país que
ofrece oportunidades y viendo lo que nos ha pasado en estos 10 meses es que se
puede entender que lo que se deja atrás en algún momento se recupera y se
multiplica en otro. Es lo que uno espera y por lo que uno hace un cambio tan radical
en la vida, por aquello de a dónde podemos llegar. Sin embargo, sigue siendo una decisión difícil de tomar, la cual
asumimos con la mejor de las actitudes y con la vista puesta en un futuro mejor
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